Pintura al óleo sobre cobre.
Pintura en la que se representa una escena de la infancia de Baco. Se caracteriza por la representación de éste joven y sentado sobre una barrica de vino. Rodeándole, se encuentran unos amorcillos (cinco) que comen y portan uvas y uno en concreto le sirve vino. Tanto Baco como los amorcillos se representan desnudos y en un paraje boscoso. Todos estos amorcillos simbolizan la prosperidad que emana del fluir de la naturaleza.

En el cuadro destaca el cuidadoso tratamiento del dibujo y de todos los detalles. Como era habitual en las obras de estos dos artistas, Brueghel se encargó del paisaje mientras que van Balen lo hizo de los personajes.