Litógrafo, activo en Madrid entre 1832 y 1837, colaboró en el tercer tomo de la "Colección litográfica de cuadros del rey de España el señor don Fernando VII" dirigida por José de Madrazo y editada por el Real Establecimiento Litográfico en Madrid, 1826-1837.
León Bueno estuvo activo en Madrid entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
FUENTE: Museo del Prado
Grabador en talla dulce. Fue discípulo de dos grandes maestros del grabado, Pedro Pascual Moles y Manuel Salvador Carmona. Inició sus estudios en la Escuela Gratuita de Dibujo dependiente de la Junta de Comercio de Cataluña, institución en la que era profesor Moles, quien le protegió y apoyó en su actividad artística. Continuó su formación en Madrid, gracias a una pensión que le concedió en 1790 la Junta de Comercio de Cataluña y, en esta ciudad, fue discípulo de Manuel Salvador Carmona y de la Real Academia de San Fernando. Premiado en el concurso de esta disciplina en 1793, fue nombrado académico de mérito en 1797 y llegó en 1820 a ser director de grabado al morir su maestro. Ese mismo año redactó el nuevo 'Plan de Estudios de la disciplina de grabado para la Academia de San Fernando', en el que se pone de manifiesto su apego a la tradición perpetuando el grabado en talla dulce como único tipo de grabado que debía ser enseñado y protegido desde las instancias oficiales. Fue nombrado grabador de Cámara de Fernando VII en 1815. Entre sus muchas actividades como grabador, conviene destacar que fue el encargado de dar fin a algunas de las empresas que iniciara Moles. En 1803 la Real Calcografía le encomendó que grabara 'La caza del avestruz' según el dibujo de Moles de la pintura de François Boucher, que hacía juego con la que grabara su maestro en París, 'La pesca del cocodrilo'. En 1808 contrató con la Real Calcografía el grabado de 'Las exequias de Julio Cesar' por dibujo de Agustín Esteve de la pintura de Gian Lanfranco. Este dibujo pertenecía a la suprimida 'Compañía para el Grabado de los cuadros del Rey de España' (citado en cat. como CGC) y pasó con los demás enseres a la Calcografía institución que trató de continuar la magna empresa. El trabajo se vio paralizado ren 1810. Ametller dio por terminada la lámina en 1822, y el 3 de agosto de ese mismo año se anunciaba su venta en la Gaceta de Madrid a 160 reales con letra y 240 antes de letra. La Calcografía con voluntad pedagógica publicó el texto en el que se recogía el juicio que Mengs había emitido sobre la pintura, y sobre el trabajo de Ametller añadía: ''El grabador D. Blas Ametller, que con tanta maestría grabó en otro tiempo la Caza del Avestruz de Boucher, el S. Gregorio de Ribera, y el General Urrutia de Goya, ha superado felizmente las dificultades que ofrecía una composición tan complicada como es la del presente asunto, en la cual, además del principal objeto, hay una porción, en la cual, además del principal objeto, hay una porción de figuras desnudas combnatiendo, que dificultan más el buen desempeño del todo de la obra; pudiendo decirse sin exageración que este grabado compite con los mejores de Europa''.
FUENTE: Museo del Prado
Cayetano Rodríguez fue un grabador que estuvo activo en Madrid entre 1829 y 1837. En ese periodo trabajo para el Real Establecimiento Litográfico en Madrid, 1832-1837 bajo la dirección de José de Madrazo
La trayectoria personal y artística de Eduardo Arroyo (Madrid, 1937) resulta muy representativa de su generación. Nace durante la Guerra Civil, se educa en el Madrid de la posguerra, y vive el exilio en Francia durante la dictadura franquista hasta que decide regresar a España en 1976, a partir de la promesa del establecimiento de las libertades democráticas. Arroyo representa la continuidad de una identidad de artista que generaron las vanguardias en los años treinta, y a cuya configuración contribuyen decisivamente artistas españoles como Pablo Picasso y Joan Miró. En el caso de Arroyo, se trata de una identidad marcada por las pautas de comportamiento de “lo español”, lo que influye en su trayectoria creativa.
En la carrera del artista cabe diferenciar dos etapas: en el exilio (1958-1976) y después del exilio (1976-1998), significativamente separadas por la devolución de su pasaporte español. Su pintura de los años sesenta se aproxima a los postulados de la Nueva Figuración (o Figuración narrativa), que por su vertiente más política se encuentra cercana a su vez a los presupuesto del Arte Pop. No obstante su obra está dominada por la temática española, interpretada desde la ironía y la crítica en respuesta a la situación política del país, como puede advertirse en Sama de Langreo (Asturias), sep 1963. El minero Silvino Zapico es arrestado por la policía (1967) o en Caballero español (1970). También recurre a guiños a la historia de la pintura, como en la obra Vivir y dejar morir o el fin trágico de Marcel Duchamp (1965), serie realizada junto a los artistas Giulles Aillaud y Antonio Recalcati o España te Miró. La Masia (1967). En los años sesenta también inicia su trabajo como escenógrafo, colaborando con Klaus Grüber. La primera etapa se cierra con la monumental Ronda de noche (1975), pastiche y reconstrucción del cuadro de Rembrandt van Rijn, con el que quiere analizar y denunciar las relaciones ente arte y poder.
Arroyo encuentra en la figura de Ulises la metáfora y el tema idóneos con los que narrar su propia experiencia, como en Dichoso quien como Ulises… (1977), mientras que adopta al deshollinador para equipararlo metafóricamente con el oficio de pintor, como en Madrid-París-Madrid (1984), tras asumir anteriormente el papel de boxeador y torero. A partir de los años ochenta amplía el concepto y el contexto de lo español al tiempo que aumenta la carga irónica de sus narraciones pictóricas, que centra en figuras españolas como Carmen Amaya en Carmen Amaya fríe sardinas en el Waldorf Astoria (1988). También aborda con mayor frecuencia temas de política nacional e internacional siempre desde la comicidad crítica, sea en sus óleos, esculturas, dibujos, collages o fotografías, como puede apreciarse en Gorbachov (1986), Dama de Elche (1986) y Dama de Baza, (1994).
Pintor, cartelista, figurista, muralista, decorador e ilustrador español. Nació en Marruecos porque su padre fue cónsul español en esa ciudad. Pronto la familia regresó a la Rioja alavesa, de donde era originaria. Sáenz de Tejada comenzó sus estudios artísticos, y en 1916 se trasladó a Madrid para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Colaboró en periódicos y revistas madrileños, como La Esfera, Nuevo Mundo o La Libertad. En 1926 viajó a París y trabajó en publicaciones tan prestigiosas como Vogue y Fémina. Sáenz de Tejada volvió a España, y tras el estallido de la guerra civil, se incorporó al bando franquista pasando a ser uno de los máximos responsables de su imagen gráfica. En 1944, Sáenz de Tejada, ingresó como profesor en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.
Prieto Muñoz, Gregorio. Valdepeñas (Ciudad Real), 2.V.1897 – 14.XI.1992. Pintor, dibujante y grabador.
El padre tenía un bazar en la misma Valdepeñas. La madre moriría dos años más tarde del nacimiento del futuro pintor, y en 1899, el padre contrajo segundas nupcias. En 1905 se trasladó con su familia a Madrid, donde residirá hasta mediados los años veinte.
Desde muy joven sintió gran atracción por el dibujo y la pintura, algo que contrariaba al padre, que deseaba que su hijo llegara a ser ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Con este último objetivo, el padre le inscribió, en 1911, en la Escuela Industrial de Madrid, donde estudió durante tres años y realizó unos dibujos lineales que causaron la admiración de sus compañeros. A escondidas de su familia se matricularon, en 1914, en la Escuela de Artes y Oficios, para preparar su ingreso en la Real Escuela de San Fernando.
Lo logró al año siguiente y consiguió que el padre cediera ante su firme vocación.
En 1917 obtuvo una beca de cinco meses para la residencia de Paisajistas del Paular (Segovia), que dirigía Muñoz Degrain, beca que conseguirá de nuevo al año siguiente. En 1919 expone individualmente, por primera vez, en el Ateneo de Madrid. Tras la buena acogida de sus obras con motivo de una exposición colectiva de los artistas pensionados para El Paular, realizada el mismo año, es invitado a exponer en Bilbao y Barcelona. La Diputación de Ciudad Real le concede una pensión de tres años para que prosiga sus estudios y es seleccionado para una exposición de pintores españoles en la Royal Academy de Londres y para otra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
En 1922 obtiene una tercera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1922, y en 1924 expone individualmente en el Museo de Arte Moderno y el Palacio de Bibliotecas y Museos de Madrid.
Su paisajismo viene marcado por el impresionismo.
La pincelada tiende a fragmentarse y sabe dar intensidad y modulación al juego de la luz. Pronto, sin embargo, acentuará la construcción, por influencia de Vázquez Díaz, y derivará a una evidente influencia cubista. Para entonces ha conocido y trabado amistad con varios poetas de su generación, sobre todo Rafael Alberti, con el que le unirá gran amistad, Vicente Aleixandre y Federico García Lorca.
El año de 1925 marca el principio de una nueva etapa en su vida y su obra. Después de exponer de nuevo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, la Junta de Ampliación de Estudios le otorga una beca de tres años para estudiar en los museos de Francia y Gran Bretaña. En 1926 participa en la Bienal de Venecia y expone en La Grand Maison de Blanc, de París, presentado por Jean Cassou. Siguen años de una actividad muy intensa, en los que expone individualmente con frecuencia, en España y en otros países. En 1928 obtiene, en Madrid, el Gran Premio de Roma, consistente en una beca para la estancia de cuatro años en la capital italiana. Antes de su partida, la Sociedad de Amigos del Arte le organiza una exposición en el Palacio de Bibliotecas y Museos. El catálogo tiene textos sobre su pintura escritos por Vicente Aleixandre y Rafael Alberti.
Al igual que en París, su simpatía y sentido de la relación social le abrirá muchas puertas y le permitirá conocer a influyentes personajes de la vida cultural italiana. Margherita Sarfatti le organiza una exposición en la Asociacione Artistica, de Roma, y el catálogo contiene textos de Marinetti y Alfonso Reyes. En Roma surje una gran amistad con Eduardo Chicharro “Chevé”, pensionado como él, quien influirá decisivamente en Prieto. Esta nueva orientación vendrá reforzada por el interés que mostrará por la obra de De Chirico, del que se encuentran ecos en una serie de cuadros con maniquíes, entre los que destaca Luna de miel en Taormina (c. 1930), y en El caballo de bronce (c. 1930 también). Este último cuadro le representaría en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1939. En sus viajes por Italia y Grecia se siente especialmente atraído por los vestigios de sus antiguas culturas, interés que se reflejará intensamente en su obra.
Al comienzo de la Guerra Civil se encuentra en Madrid, pero consigue volver a Londres, donde había decidido establecerse. Allí continuará durante la Segunda Guerra Mundial. Es muy amplio su trabajo como ilustrador de libros ajenos y libros propios.
La exposición que tendrá mayor repercusión en el Reino Unido será la celebrada en las galerías Lefevre, de Londres. Es muy importante la labor que realiza como dibujante: retratos y escenas con estudiantes en Oxford. Durante un tiempo alberga en su casa a Luis Cernuda, durante la estancia del poeta en Londres.
Su vuelta a España se produce, paulatinamente, a partir de 1947. En 1948 es nombrado Hijo Predilecto de Valdepeñas y al año siguiente aparece en la Colección Adonais el libro Poesía en línea, a él dedicado por Vicente Aleixandre. El mismo año se integra en el grupo de los Postistas, que habían elegido ya en 1945 una de sus fotografías surrealistas para la portada de su revista Postismo.
En 1950 presenta en el Museo Nacional de Arte Moderno la mayor exposición antológica celebrada hasta entonces, con 116 obras. En el marco de una nueva exposición celebrada al año siguiente en la Canning House, en Londres, pronuncia una conferencia José Ortega Gasset. Dos años más tarde, viaja a los Estados Unidos, con motivo de una exposición individual organizada por la galería Aleixandre Iolas de Nueva York. En 1957 obtiene una primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes, y una primera también en la sección de dibujo en la de 1962.
Su presencia es constante en exposiciones individuales y en las principales manifestaciones artísticas del arte español, y en 1978 se presenta una Exposición Antológica de su obra en las Salas de Exposiciones de la Biblioteca Nacional de Madrid.
Su pintura se ha ido centrando en paisajes de La Mancha y de otras regiones españolas, temas de carácter histórico y religioso y una larga serie de retratos al óleo y en dibujo (diversas versiones de Federico García Lorca, alguna de las cuales han tenido gran divulgación, Miguel Hernández, Menéndez Pidal, Azorín, Dámaso Alonso, entre otros). Es curiosa su larga serie de barrocos collages que llamaba pop-arts, en los que mezclaba temas contemporáneos con otros de tipo tradicional. Prosigue asimismo su actividad como ilustrador de libros de grandes poetas y como autor de libros de los que él mismo es autor del texto.
En 1982 le es concedida la Medalla al Mérito en las Bellas Artes, que recibe de manos del Rey, y en 1987, la Medalla de Oro de la Ciudad de Valdepeñas.
El 19 de febrero de 1990 es inaugurado oficialmente por S. M. el Rey el Museo de la Fundación Gregorio Prieto en su ciudad natal, y el 27 de octubre del mismo año es nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Muere el 14 de noviembre de 1992, cuando contaba noventa y cinco años.
FUENTE: Real Academia de la Historia
Pintor formado en la academia de Pedro Borrell y en la Llotja de Barcelona. En 1873, amplió sus conocimientos en la academia Giggi, de Roma, y en 1977, fijó su residencia en París, donde tuvo como marchante a Goupil. Expuso individual y colectivamente en París, Roma, Madrid, Barcelona, etc. Fue un excelente dibujante y un pintor destacado de la pintura <<burguesa>> de finales de siglo, reflejando en su obra escenas de la alta sociedad, protagonizadas por hermosas damas, elegantemente vestidas, sin que ninguno de estos condicionamientos disminuyese la calidad artística. También cultivó la pintura de tesis social, con riguroso realismo, y en algunos lienzos, prestó atención a personajes y costumbres del pasado. Está representado en las colecciones del Museo Nacional de Arte de Cataluña y el Museo Contemporáneo de Madrid.
Antoni Estruch i Bros se introdujo en las artes plásticas en el estudio del pintor de Sabadell Joan Vila i Cinca y fue alumno de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, donde destacó por su dominio del dibujo. En 1893, con solo veinte años, entró en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid. En los años siguientes hizo un periplo por Roma, París y Palestina, bajo el mecenazgo del industrial sabadellense Francesc de Paula Ponsà Cantí. En ese último destino ejecutó diversas obras de temática bíblica y evangélica. En 1903 regresó a Cataluña, inició también la temática social, con Una manifestación obrera (1904) y el género historicista con el Corpus de Sangre (1907), obra hoy conservada en el Museu d’Art de Sabadell.
El 14 de enero de 1910, Antoni Estruch marcha a Buenos Aires donde se convertirá, en los años siguientes, en director de la Escuela de Bellas Artes. Muere en la capital argentina en 1957.
Pintor español que comenzó sus estudios con el pintor José Romero y consiguió la protección de José de Carvajal y Lancaster, primer ministro de Fernando VI. Éste le costeó en 1751 un viaje a Roma para estudiar con Corrado Giaquinto. Siguió trabajando junto a su maestro italiano, cuando ambos se instalaron en Madrid en 1753, y participó con éxito en los certámenes de la recién creada Academia de San Fernando. Como becario de la institución madrileña regresó a Roma de 1757 a 1764. De esta época conserva el Prado el curioso Cuaderno de Italia, con apuntes de lo visto y creado entre 1761 y 1762. Antes de volver a España visitó en compañía de Juan de Villanueva las pinturas de Herculano. Completada su formación, solicitó trabajo en la corte y se incorporó a la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Bajo la dirección de Anton Raphael Mengs realizó cartones, copiando primero composiciones de Luca Giordano y Giaquinto. En obras posteriores creó invenciones propias con cacerías y asuntos populares, inspirados en la vida cotidiana madrileña, entre ellos muchos de tema infantil. Los cartones, alegres y coloristas, se pueblan de tipos castizos junto a otros de clases más refinadas, que recuerdan estilísticamente los primeros cartones de Francisco de Goya. Castillo logra -como en la interesante escena de El taller del pintor- composiciones sólidas que demuestran su dominio del dibujo y su sentido del espacio. Además de sus proyectos en la manufactura de tapices trabajó, junto con Andrés de la Calleja, en la restauración de las bóvedas de Luca Giordano del Casón del Buen Retiro. En 1780 entregó dibujos para la ilustración de la edición de El Quijote, que preparaba la Real Academia Española. Un lustro después logró el nombramiento de académico de mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, hasta convertirse en 1788 en teniente director de pintura. Castillo realizó un número considerable de pinturas de asuntos alegóricos y religiosos. Uno de los ejemplos más ambiciosos es El abrazo de santo Domingo y san Francisco, que forma parte del conjunto de cuadros que decoran la iglesia de San Francisco el Grande en Madrid, encomendados por Carlos III a diversos artistas, entre ellos Francisco Bayeu y Francisco de Goya. En su obra religiosa Castillo oscila entre el rococó, elegante y grácil, que había aprendido de su maestro Giaquinto, y el estilo neoclásico impuesto por Mengs.
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