Pintor y comerciante flamenco, hermano de Jan y Paul de Vos. Entró en el Gremio de Pintores de San Lucas de Amberes como maestro en 1608, siendo decano desde 1619. Son sus años de mayor éxito, convirtiéndose, a partir de 1620, en el principal retratista flamenco hasta la irrupción de Antonio van Dyck. En sus pinturas es evidente la influencia de Jordaens, y su relación con las del propio Van Dyck, especialmente en la libertad de planteamiento, no sujeto a la pesada imposición de la retratística del siglo XVI. Sus obras se caracterizan por el equilibrio compositivo, en las que la fuerte gestualidad de los personajes le ayuda a establecer relaciones afectivas entre ellos. A partir de 1616 se aprecia en sus retratos una evolución hacia un estilo barroco más animado y maduro, sus modelos se alejan del espectador y el tamaño de las composiciones se agranda progresivamente, evitando los modelos estereotipados en interiores. En los años previos a la década de 1630 su producción es inmensa, y existen datos de la llegada de al menos seis retratos reales de su mano a España. La vuelta de Van Dyck a Amberes en 1627, supuso un nuevo cambio en su obra, animándole a realizar retratos de cuerpo entero, en los que confiere mayor importancia al escenario arquitectónico o natural que rodea a los personajes. A partir de 1630 vuelve a fórmulas estilísticas anteriores, para lo que utiliza composiciones eminentemente rígidas. La devaluación artística de sus últimas obras se relaciona con un cambio de gusto, ya que a mediados de siglo comienza a prevalecer el interés por los retratos de grupo a pequeña escala, en detrimento de los de cuerpo entero en los que Cornelis estaba especializado. La otra faceta pictórica de Vos cultivada en los primeros años de su carrera fue la temática de historia. Algunas de sus obras de esta etapa demuestran un uso convencional de las formas y un tradicional sentido de la solidez. Sus primeras pinturas religiosas se caracterizan por el emplazamiento teatral de las figuras, la falta de tres dimensiones y la utilización de color local. La evolución estilística de este género es paralela a la que sufrieron sus retratos. En ellos la variedad de poses y la expresividad de los personajes se combinan con un sentido fuertemente plástico de la representación. A partir de 1630 se observa una evolución en que empieza a representarlos en escenarios naturales y a utilizar figuras de menor tamaño. Las composiciones se complican formal y conceptualmente y sus cuadros evolucionan hacia escenas insertas en escenarios y paisajes idílicos, muy relacionadas con el interés por lo pastoril que empapó el arte flamenco de la década de 1630, en las que el barroquismo más teatral va imponiéndose. Su enorme producción de escenas mitológicas y religiosas de pequeño tamaño, destinadas a la burguesía, inundó el mercado flamenco gracias a sus buenas relaciones con comerciantes como Crisóstomo van Immersel, y sus propias actividades comerciales. Especialmente importante fue la exportación de este tipo de pinturas hacia España. El gran éxito de su obra puede atribuirse, asimismo, a la colaboración con otros pintores que realizaron diversos elementos de sus pinturas. Así es frecuente la mano de Jan Wildens en los paisajes, y de Paul de Vos y Frans Snyders en los animales. Pero con quien trabajó más cercanamente fue con Rubens, con quien participó en la realización de algunos retratos para el llamado Arco de Felipe, durante la entrada del cardenal-infante en Amberes en 1635 y en la decoración pictórica de la Torre de la Parada, realizando tres escenas mitológicas, que se conservan en el Prado.
FUENTE: Museo del Prado
Ningún pintor europeo del siglo XVII aunó como lo hizo Rubens talento artístico, éxito social y económico y un alto nivel cultural. Aunque su actividad se centró en la pintura, también realizó numerosos diseños para estampas, tapices, arquitectura, esculturas y objetos decorativos. Su obra, muy abundante, ofrece gran versatilidad temática, e incluye pinturas de temas mitológicos, religiosos y de historia, retratos y paisajes.
Rubens nació el 28 de junio de 1577 en Siegen, en la provincia alemana de Westfalia, en el seno de una familia flamenca calvinista que había huido de Amberes debido a la persecución religiosa. En 1578 la familia Rubens se trasladó a Colonia, donde permaneció hasta su vuelta definitiva a Amberes en 1589. Para entonces, la madre de Rubens se había convertido al catolicismo, religión que el pintor compartió y en cuya causa creyó fervientemente. Rubens recibió una educación inusual para un artista. Su primera instrucción procedería del padre, Jan Rubens, un abogado formado en Roma y Padua. En 1589 el pintor ingresó en la escuela del latinista Rombout Verdonk, donde recibió instrucción en retórica y gramática y en latín y griego. Compartió escuela con su hermano mayor, Felipe, que llegaría a ser un destacado humanista. En el arte de Rubens, y también en su abundante correspondencia, escrita fundamentalmente en italiano, pero también en francés, flamenco y latín, hay numerosas muestras de su excelente educación y del sesgo clasicista y católico de su formación. La facilidad con la que se movió durante toda su vida en los ambientes aristocráticos y cortesanos sin duda se vio facilitada por el siguiente paso en su educación, que tuvo lugar en 1590, cuando entró como paje al servicio de la condesa de Ligne-Arenberg. En esta época su vocación de pintor ya debió de haberse manifestado, puesto que en 1591, cuando tenía catorce años, Rubens ingresó como aprendiz en el taller de Tobias Verhaecht, un pintor local especialista en pintura de paisaje. Su maestro más importante fue Otto van Veen, pintor educado en los ideales clásicos de la pintura, que había vivido varios años en Roma, y que trabajaba como pintor de corte en Bruselas para los gobernadores de los Países Bajos españoles.
Su posición en Mantua le permitió vivir de su profesión y además acceder a las colecciones aristocráticas de distintos lugares de Italia. Rubens dedicó sus ocho años de estancia en la península italiana a estudiar el arte del pasado, especialmente la estatuaria griega y romana y también los grandes maestros del Renacimiento, como Rafael y Miguel Ángel. La ciudad que más frecuentó durante estos años fue Roma, donde además obtuvo sus primeros éxitos profesionales.
En 1603 fue elegido para encabezar una embajada enviada por el duque de Mantua a la corte de Felipe III en Valladolid. Permaneció en España desde septiembre de 1603 hasta una fecha indeterminada en los primeros meses de 1604, y realizó para el favorito del rey el "Retrato ecuestre del duque de Lerma" (Prado), que muestra por primera vez la habilidad del pintor para pintar imágenes grandilocuentes de los gobernantes de su tiempo. A finales de 1608, y tras recibir noticia de una enfermedad que afectaba a su madre, Rubens regresó a los Países Bajos meridionales. Aunque en un principio la intención del pintor era regresar a Italia, las «facilidades» que se le presentaron tras llegar a Amberes hicieron que permaneciera en la ciudad, donde residiría hasta su muerte.
FUENTE : Museo Del Prado
(Utrecht, 1590-1656). Pintor holandés. Alumno de Abraham Bloemaert en Utrecht, llegó a Roma hacia 1610-1612, donde asimiló la nueva estética del caravaggismo. Sobre todo destacó en el ambiente romano por los agudos estudios de nocturnos, en los que hacía resaltar poderosas fuentes de luz para detallar meticulosamente las superficies que emergían del oscuro ambiente que las rodeaba. El éxito de estas composiciones le valió en Italia el sobrenombre de «Gherardo delle notti». Contó con poderosos protectores, como el cardenal Scipione Borghese y el gran duque de Toscana, que le consiguieron importantes encargos para las iglesias de Roma. Regresó a su ciudad natal en 1620, entró en el Gremio de Pintores en 1625 y obtuvo un gran éxito, pues fue uno de los principales introductores del caravaggismo en Holanda. Poco a poco, fue abandonando el dramatismo de sus composiciones y volcando su estilo hacia un mayor sentido decorativo. Su gran fama le valió ser reclamado por varios príncipes; así, trabajó en 1628 para Carlos I de Inglaterra y en 1635 para Christian IV de Dinamarca. En 1637 se convirtió en el pintor favorito de la corte del príncipe de Orange, inscribiéndose en el Gremio de La Haya.
FUENTE: Museo del Prado y Bilblioteca Nacional Francesa
Pintor británico, hijo de un pastor protestante, ingresa en 1740 en el taller de Thomas Hudson y solo tres años después inicia su carrera profesional como retratista. Viaja en 1749 a Roma, y regresa en 1752 a Londres, pasando por Florencia, Parma, Bolonia, Venecia y París. Estudia detenidamente los monumentos de la Antigüedad, las obras de Rafael y Miguel Ángel y realiza dibujos de las pinturas de Tiziano, Tintoretto y Veronés. Se convierte pronto en un requerido retratista de numerosa clientela, contando con innumerables ayudantes de taller, tal como consta en sus detallados libros de anotaciones. Retrata a la elite intelectual, política y burguesa, a la que se suman los trabajos para la alta aristocracia. Como buen comerciante, difunde sus obras también a través de estampas. Partiendo de Antonio van Dyck y de Godfrey Kneller, reforma el concepto tradicional de la retratística británica y desarrolla principios que se ajustan siempre al tipo de encargo y al comitente, avivando las efigies a menudo con elementos dramáticos que acercan las imágenes a la pintura de historia. En los retratos de aparato dominan los elementos clasicistas, los gestos retóricos y las tonalidades de gran pureza; en los encargos particulares o en los retratos de formato más pequeño -sobre todo si el modelo pertenece al círculo de conocidos- Reynolds evoca el tenebrismo al estilo de Rembrandt, haciendo hincapié en la captación psicológica del personaje. Para retratar a las mujeres sigue una línea más idealizada, vistiéndolas a menudo con ropajes teatrales que las convierten en musas y diosas. La autoridad de Reynolds en el campo teórico es indiscutible: en 1768 se convierte en el primer presidente de la Royal Academy, predicando en sus quince Discursos sobre el arte las ideas estéticas del neoclasicismo. Su obra más madura se caracteriza, sin embargo, por un estilo menos académico, influido por su viaje a Holanda y Flandes en 1781 y por su encuentro con Pedro Pablo Rubens.
Fuente: Museo del Prado
Nacido en una localidad a medio camino entre Ferrara y Bolonia, desde muy pronto recibió el apodo de "Il Guercino", debido a su estrabismo ("quercio" en italiano es bizco). Su formación fue esencialmente la de un autodidacta, en un ambiente artístico particularmente rico: el estudio de los cuadros de altar de Ludovico Carracci, que podía ver en Cento o en Bolonia, introdujo en sus obras un dinamismo vehemente y una gran fluidez de ejecución. No obstante, se advierten igualmente en esa primera etapa de su producción elementos de la tradición veneciana, filtrada por el ejemplo ferrarés de Scarsellino y reforzados por una estancia en Venecia en 1618. Resultado de todo ello es la elaboración deun estilo naturalista muy personal que llegaría a la madurez entre 1619 y 1620, dándole una notoriedad entre los clientes que sobrepasó ampliamente el ámbito local, especialmente después de recibir encargos de instituciones religiosas y de los cardenales Ludovisi, en Bolonia, y Serra, en Ferrara, hasta ser llamado a Roma en 1621 por el nuevo Papa, Gregorio XV. En la Ciudad Eterna llevó a cabo la pintura de la bóveda del Casino Ludovisi con el tema de "La Aurora", cuyo sentido del espacio ya barroco y su extraordinaria libertad pictórica le ganaron general admiración. A este éxito se sumó la creación de un gran cuadro de altar en 1623 para la basílica de San Pedro del Vaticano, "El entierro de santa Petronila", en el que se advierten las primeras señales de una reorientación radical hacia una estética mucho más clásica, influida por el ejemplo de las obras de Domenichino y las teorías artísticas de Agucchi. De regreso a Cento, a la muerte del pontífice en 1623, asumió renovadas ideas clasicistas, al gusto de Guido Reni, templando su ímpetu pictórico. Pintó mucho, con ayuda de un importante taller, debido a los numerosos encargos que recibía de toda Italia, e incluso de otros países. A la muerte de Guido Reni en 1642 se trasladó a Bolonia, ocupando de este modo el puesto vacante de "jefe de la escuela". En su etapa final se aprecian pormenores y refinamientos que anuncian las gracias del siglo XVIII. Infatigable dibujante -a su muerte había en su taller miles de dibujos de su mano- Guercino legó a la posteridad una inmensa producción pintada que por su abundancia, diversidad de invención y rasgos de emoción de una profunda sinceridad, merece ser tenida en cuenta al lado de la de los más grandes autores del siglo XVII, tal y como reconocieron sus coetáneos.
FUENTE: Museo del Prado
Grabador, dibujante y pintor holandés. Cuando su madre contrajo matrimonio con Heindrick Goltzius en 1579, este tomó a Jacob como aprendiz. Matham trabajó con Goltzius de manera más cercana que otros de sus discípulos, realizó numerosas estampas a partir de dibujos y pinturas de su padrastro y recreó su lenguaje artístico de tal manera que en ocasiones es difícil percibirlo como un artista independiente y de personalidad propia. Otros manieristas de Haarlem como Bartholomaeus Spranger y Jan Speeckaert también le influenciaron.
Tras el regreso de Goltzius de Italia, el propio Matham estuvo allí entre 1593 y 1597 trabajando principalmente en Roma y Venecia. Con posterioridad realizó estampas a partir de obras de Tintoretto, Palma el Joven y Taddeo Zuccaro, además de otras a partir de creaciones de artistas nórdicos como Durero o Pieter Aertsen. En 1605 fue nombrado presidente del gremio de pintores de San Lucas de Haarlem y hacia 1630 era grabador de corte en La Haya.
Técnicamente, la influencia de su maestro y padrastro es especialmente perceptible en el manejo del buril produciendo resultados que semejan dibujos a lápiz. Jacob formó después a sus tres hijos en el arte del grabado; entre ellos destacó Adriaen Matham (1599-1660) que dejó testimonio en estampas y dibujos de un viaje diplomático a Marruecos, además de diversos acontecimientos políticos en la corte de La Haya.
FUENTE: Museo del Prado
Uno de los más importantes pintores del renacimiento español, dominador absoluto del panorama valenciano a mediados del siglo XVI. La autoría de algunas de sus obras está todavía en discusión, adjudicándoselas a su padre, el pintor Juan Vicente Masip que, activo ya en 1493, fue, sin duda, uno de los grandes pintores valencianos de la primera parte del quinientos. Su hijo Juan comenzó a trabajar en el taller paterno y juntos colaboraron en la realización de numerosos trabajos. El nombre de Juan aparece por vez primera en relación con el retablo de la catedral de Segorbe, en 1531. Es por esos años cuando se aprecia una profunda renovación estilística en la obra de Juan Vicente Masip. Las posturas son divergentes a la hora de valorar si la posible maduración lograda por su hijo Juan influyó en el padre, o si, por el contrario, fue la influencia de éste la que marcó dicha evolución en el hijo. Lo cierto es que a partir de los años treinta, Juan de Juanes se afianza como la personalidad dominante del taller, y llega a convertirse en la figura artística más respetada y requerida de Valencia. Las alabanzas de los escritores contemporáneos nos dan idea de la fama que logró en vida. Juanes estuvo en contacto con la cultura literaria y los importantes círculos humanísticos de la capital virreinal y parece haber sido un artista de intensa preocupación intelectual, que dominaba el latín, y quizá a causa de ello latinizó su nombre, haciendo parangonable su obra con la de los mejores pintores de la Antigüedad, y huyendo del más pedestre apellido «Maçip». Su pintura mantiene un componente flamenco que pudo renovar visitando las colecciones de personajes notables a los que frecuentó, como Mencía de Mendoza. A ello se une la influencia predominante italiana, que desde el leonardismo presente en la Valencia de los Hernando, se actualiza con la influencia de Rafael y el conocimiento de la pintura de Sebastiano del Piombo. Las obras de este último, traídas a Valencia por Jerónimo Vich, embajador en Roma hasta 1521, son indispensables para entender la pintura de Juanes, cuyos modelos se encuentran ya en el comentado retablo de Segorbe. A pesar de que las influencias italianas son tan evidentes que han hecho pensar en un posible viaje de Juanes a Italia, sin embargo, podrían explicarse por el pleno conocimiento del arte italiano que el artista pudo adquirir en el ambiente artístico valenciano. Es probable que hubiera visto la obra de Rafael a través de estampas y no directamente. Aunque en Juanes es preponderante la pintura de temática religiosa, también llevó a cabo obras mitológicas y una serie de retratos de los prelados de la catedral de Valencia, de Alfonso V y de don Luis Castellà de Vilanova, señor de Bicorp (Prado). Donde Juanes alcanza una de sus máximas cotas es en los lienzos del Retablo de san Esteban (Prado), pintados para el retablo mayor de la iglesia de San Esteban de Valencia hacia 1562 y que permanecieron allí hasta su adquisición por Carlos IV alrededor de 1800. En ellos el pintor se muestra en plena forma, dominando todos los recursos pictóricos. Exquisito dibujante, muestra a la vez un colorido rico y brillante, los fondos de las pinturas se articulan con evocadores paisajes poblados de arquitecturas y ruinas clásicas, compuestas como citas eruditas, mientras dota a sus personajes de una gestualidad retórica que demuestra su conocimiento y meditación sobre los tratados de elocuencia clásica (García López, D. en: E.M.N.P., 2006, tomo IV, pp. 1356-1357).
Grabador, pintor, dibujante holandés que vivió c.1600 / 1610 - 1668.
FUENTE: Museo del Prado
Activo hacia 1628-1637 en Leiden, en 1632 visitó Amberes. Fue colaborador de Rembrandt en Leiden. Él trabajó también en Delft.
Grabador, pintor y dibujante italiano. Fue hijo del orfebre Gaetano Bartolozzi, con el que se formó antes de ingresar en la Academia de Bellas Artes de Florencia. Allí aprendería los rudimentos de su oficio, mostrando especial interés por la miniatura, el pastel y la acuarela y especializándose poco después en la técnica del grabado. Entre 1745 y 1751 trabajó en el taller de Joseph Wagner, célebre grabador y editor veneciano especializado en temas de historia. Durante estos años grabó la obra de artistas venecianos contemporáneos, como Jacopo Amigoni o Pietro Longhi, y de algunos clásicos de la escuela, como Veronés. Se especializó en seguida en la técnica del grabado a modo de lápiz, que le permitía reproducir las sutiles gradaciones de los dibujos al carboncillo del renacimiento y el barroco, aunque también fue un maestro en el procedimiento del puntillado. Con esta técnica llevaría a cabo uno de sus proyectos más ambiciosos: convertir en estampas los dibujos de Guercino que se encontraban en las colecciones venecianas. Gracias al éxito que le reportó este encargo, por mediación de Richard Dalton, bibliotecario del rey Jorge III, fue invitado a Inglaterra para grabar los dibujos de Guercino en la Royal Collection. Nada más llegar al país, en 1764, fue nombrado grabador del rey y cuatro años después se convertía en uno de los fundadores de la Royal Academy, siendo, además, responsable de grabar el diseño que Giovanni Battista Cipriani realizó para el diploma de dicha institución. En 1802 se estableció en Lisboa, donde fue nombrado director de la Academia de Bellas Artes y donde trabajó hasta su muerte. Entre sus proyectos más importantes cabe destacar la serie que realizó sobre la obra Silencio, de Annibale Carracci, las ilustraciones para Las ruinas del palacio del emperador Diocleciano en Espalato (1764, Londres), de Robert Adam, y las que llevó a cabo para Orlando furioso. Asimismo, trasladaría al grabado la obra de creadores contemporáneos, como Angelica Kauffmann, John Singleton Copley o Thomas Gainsborough, contribuyendo de manera decisiva a la divulgación de su obra.
FUENTE: Museo del Prado
También conocido como Jan Harmensz Muller fue un pintor, dibujante y grabador del siglo de oro holandés.
Hijo del impresor, grabador y editor de estampas de Amsterdam Harman Jansz. Muller, fue discípulo de Heindrick Goltzius, aunque su trabajo también revela la influencia de Bartholomeus Spranger, a partir del cual realizó varias estampas. Se cree que residió en Italia (Nápoles y Roma) entre 1594 y 1602 y, además de este contacto con el mundo italiano, destacan sus relaciones con la Praga del emperador Rodolfo II, uno de los centros culturales más florecientes del momento.
La mayoría de sus estampas parten de composiciones de otros autores, especialmente manieristas de Haarlem como Hendrick Goltzius y Cornelis van Haarlem, pero también de artistas en la Corte de Praga como Adriaen de Vries, Hans von Aachen y el citado Spranger. Hacia 1590, comenzó a trabajar con gran maestría en la técnica creada por Goltzius para realizar estampas caracterizadas por mostrar figuras de configuración muy volumétrica en base a tallas de grosores muy variados. Pero también mostró su potencial para la estampa de reproducción a partir de la obra de maestros más jóvenes como Rubens.
FUENTE: Museo del Prado
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